El otro día una alumna de nuestra escuela nos hizo una observación interesante que compartimos, también, a la luz de la cuaresma.
- “Me llamó la atención – decía ella - que en la marcha de reclamo de justicia por el asesinato de un joven no hubiera nadie del colegio. Ustedes siempre nos hablan de la justicia y nos transmiten la importancia del compromiso social. Yo, después de 11 años en esta casa, me siento llamada a hacer algo por los demás, y al escuchar a la mamá del chico asesinado me conmoví y les dije a mis papás para ir a la marcha. Fuimos pero me llamó la atención no ver a nadie de ustedes. Me encantó colaborar con lo del terremoto de Chile pero creo que también debemos estar presente en estas cosas”.La inquietud de una alumna de 3º polimodal la podemos tomar como una invitación a caminar juntos en esta cuaresma. La hizo desde el corazón, no como reclamo. Tomémosla como una invitación a la conversión.
Es verdad que, a la luz del Evangelio, buscamos que nuestros jóvenes asuman compromisos sociales y les proponemos una espiritualidad de servicio. Pero como nos enseñaba el Rector Mayor en la propuesta del lema, “solo discípulos auténticos, son apóstoles creíbles”. Muchos de nuestros chicos, de todas las edades, se entusiasman con la propuesta educativo-pastoral de nuestra casa, y eso nos exige una gran coherencia. Está claro que no les alcanza con que planifiquemos bien las clases, ellos nos miran más allá. Ser educador salesiano es poner el corazón.
Una joven nos invita a vivir el Evangelio con ellos, a caminar juntos. Que esta cuaresma nos encuentre con ganas de profundizar nuestra espiritualidad para ser más creíbles.
Equipo de Pastoral
